El artículo habla de la independencia del contenido televisivo respecto a la opinión de su audiencia, propiciada por el gran poder de la televisión como medio y la imposibilidad de ignorarla, que causa que los que la crean consideren la veracidad de sus contenidos incuestionables.
Los productores niegan el rechazo de los contenidos por parte de la audiencia, alegando que es una minoría los que la critican y que, en cambio, la mayor parte de la población acepta las emisiones, pues sino no las vería. Utilizando así un argumento falso, pues es prácticamente imposible obviar la televisión como fuente de información y además la audiencia no tiene poder suficiente sobre la televisión para cambiarla, solo pueden ver lo que otros han decidido que se emita. El motivo de esta rotunda negación automática de las críticas por parte de los que crean la televisión es que sería una forma de asumir su fracaso en su búsqueda de un medio que contente y entretenga a todos. A eso se suma que aceptar las primeras críticas conllevaría tener que aceptar las siguientes, profundizando cada vez más en la esencia televisiva que buscan, hasta cambiar por completo este medio, alejándolo del interés y control de los productores.
Pero esto puede cambiar con la actuación ciudadana, mediante las críticas bien construidas que ayudan al desarrollo de la televisión, y con ello el de la sociedad al completo, pues la capacidad de poder ver los fallos de la información que nos llega, y querer corregirlos es una muestra de evolución.
También es realmente útil para mejorar este medio la creación de grupos y organizaciones que juzguen y que puedan llegar a poseer el poder de presión suficiente para que los defectos sean admitidos y solucionados.
Pero este artículo, acertado en su mayoría, sobre todo en la primera parte, en el que alega la omnipotencia que el medio se autoconcede, trata la mejora de la televisión de una manera demasiado utópica, hablando de un futuro, sin tener en cuenta que en la actualidad se está viviendo una pequeña "revolución" en la que la televisión está constantemente en el punto de mira. Tienen gran influencia en esto las redes sociales, que se colocan en pie de guerra cada vez que la televisión comete errores, los critican masivamente y se obtiene así la presión de grupo necesaria para, como mínimo, hacer replantearse los contenidos.
Ejemplos recientes de esto ("casualmente" todos de Telecinco) son la retirada de publicidad, básica y totalmente necesaria para la televisión, de todos los anunciantes de el programa La Noria, por entrevistar a la madre de uno de los acusados en el mediático caso de Marta del Castillo; y también el cese de emisión de programas como Enemigos íntimos y Resistiré ¿Vale?, dos de los más lamentables de la cadena, que explotaban ese mundo de pseudofamosos en un árbol geneálogico infinito, creado por la propia cadena.
El artículo tampoco profundiza en las audiencias, que todos escuchamos en nuestra vida diaria, siendo bombardeados por shares y minutos de oro, que no sabemos de donde han surgido, pues somos parte de la audiencia y nadie nos ha preguntado que veíamos ni a que hora.
Es un buen artículo sobre un tema interesante al que quizá le falta profundidad, probablemente sea un extracto de otro documento mas extenso y que ahonda más en los problemas y soluciones.
Rosado, J. Carlos. "Tele 5 retira ahora 'Enemigos íntimos' y 'Resistiré, ¿vale?'." El periódico. (2011): n. page. Web. 13 Dec. 2011. <http://www.elperiodico.com/es/noticias/tele/tele-retira-ahora-enemigos-intimos-resistire-vale-1232515>.
"La noría se queda sin anunciantes y podría cancelarse." La verdad. (2011): n. page. Web. 13 Dec. 2011. <http://www.laverdad.es/murcia/20111116/gente/noria-anunciantes-cancelarse-201111161347.html>.
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