Los Premios Príncipe de Asturias son unos galardones otorgados por la Fundación Príncipe de Asturias a los personajes más destacados del año en diversos campos. La entrega se produce cada año en el Teatro Campoamor de Oviedo, y a ella acuden importantes personalidades del mundo cultural, empresarial, político y del deporte, pero destaca la presidencia de ceremonia de los Príncipes de Asturias y la asistencia de la Reina. Los premiados pueden ser tanto personas (una o varias) como instituciones, y reciben un diploma, el galardón (escultura de Miró), una insignia y 50.000 euros.
Con la de la semana pasada, ya van 31 ediciones de los Príncipe de Asturias.
Cómo no podía ser menos en esta edición hubo galardones para gente de la ciencia, Joseph Altman y Giacomo Rizzolatti, también fue premiado el neurocirujano Arturo Alvarez Buylla, por Investigación Científica y Técnica. Tres científicos que con sus investigaciones,abren la esperanza de combatir enfermedades degenerativas relacionadas con el cerebro, como al Alzheimer o el Parkinson.
El premio el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades para la comunidad científica inglesa, The Royal Society.
El premio de los Deportes fue para el atleta de Etiopía, Haile Gebrselassie.
Bill Drayton, creador de una plataforma global de ciudadanos para cambiar la forma de resolver los problemas de la sociedad, obtuvo el galardón de Cooperación Internacional.
Uno de los mejores directores de orquesta de música clásica del mundo, Riccardo Muti, recibió el premio de las Artes.
El premiado con el de Ciencias Sociales, por su teoría de las inteligencias sociales fue Howard Gardner.
El premio Príncipe de Asturias 2011 a la Concordia fue para los "héroes de Fukushima", por su labor en el desastre ocurrido en Japón a principios de año.
Y el galardón de las Letras, quizás el más comentado por todos este año, fue para el poeta y músico, Leonard Cohen.
Sí me tengo que quedar con algo, indudablemente será con el increíble discurso de tan solo 12 minutos de Leonard Cohen.
Cohen dio su agradecimiento España, ya que allá por los años 60, un guitarrista español, le enseño los seis acordes en los que basó el resto de su carrera musical y poética. Un discurso de agradecimiento que merece la pena leer una y otra vez, siempre escuchando “In my secret life”.
Extraído de: http://www.fpa.es/
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